Pues que hubiera terminado cayendo. Más tarde o más temprano, hubiera terminado cayendo.
Partiendo de la base que el Imperio Romano se dividió en el Imperio de Occidente y el Imperio de Oriente en el año 395, supongamos que el Imperio de Occidente no sucumbió a las invasiones bárbaras y que pudo mantener sus fronteras. Para no liarme, al Imperio de Occidente lo llamaré "Roma", y al de Oriente, "Bizancio".
En esos años, quizás alguno de los dos imperios pudo desarrollar las matemáticas y la tecnología, pongamos, la máquina de vapor (ya que estamos suponiendo), y mantener un importante comercio con su rival y aliado, el otro imperio.
Pero no podría durar para siempre. Para ponerlo fácil, voy a suponer que Roma nunca entró en guerra con Bizancio, pero en algún momento tendría que aparecer un enemigo fuerte: el Islam.
Sí, en la realidad el Imperio Bizantino resistió el empuje del Islam; así que en esta ficción inventada por mí, también resistiría. Y Roma, que después de tantos siglos estaría bastante avanzada tecnológicamente, también habría resistido.
Imagino que en el siglo VIII, el Islam se habría expandido por la cuenca sur del Mediterráneo, conquistando las provincias africanas de Roma, pero no hubiera podido ir más allá: Roma sería suficientemente fuerte, y militarmente superior al Islam, con lo que el continente europeo seguiría en manos de Roma y de Bizancio.
Pero los mahometanos tenían una cultura fuerte, ya sabemos que gracias a su contacto con las culturas asiáticas pudieron desarrollar las matemáticas y diversas tecnologías, así como una arquitectura original; quizás llegarían su tecnología podría llegar a alcanzar a la romana.
Roma por su parte, podría haber incluso desarrollado los barcos de vapor, lo que permitiría ir de Hispania a Italia a mayor velocidad, y no digamos ya como mejoraría el comercio entre Roma y Bizancio.
Quizás en este tiempo, una vez controlada la amenaza del Islam, Roma se atreviera a ir más allá con sus barcos. Un buen sitio sería ir a la costa atlántica de África, para obtener materias primas.
También podrían atreverse a navegar por el norte, hacia la costa germana, Dinamarca, o incluso más allá del muro de Antonino, en Escocia...
Pero entonces, en el siglo IX, llegarían los vikingos. Tecnológicamente más atrasados que los romanos, pero mejores conocedores de los mares del norte que los romanos, y por supuesto muchísimo más fieros, comenzarían una nueva guerra contra los romanos, intentando conquistar la costa norte de Francia y Alemania, y la isla de Britannia.
Roma tendría que mandar entonces al grueso de su ejército al norte, para combatir la amenaza. Si bien Roma tendría capacidad para repeler al invasor, tendría que usar gran parte de su ejército para esto, descuidando la frontera sur... ¿Y quién estaba al sur? El Islam.
Los musulmanes aprovecharían la guerra entre Roma y los vikingos para entrar por la Península Ibérica a Europa. Bizancio trataría de echar una mano a Roma, pero Hispania, por donde entrarían los islamistas, les pillaría un poco lejos, así que solo defenderían sus fronteras y quizás reforzarían Italia.
Las dos amenazas juntas, el Islam y los vikingos, serían demasiado para Roma, que perdería gran parte de su territorio. Seguramente podrían vencer a los vikingos, que se replegarían fuera de los límites del Imperio; pero los musulmanes penetrarían por Europa, y quizás no pudieran ser detenidos hasta que hubieran conquistado prácticamente toda Francia.
Habiendo perdido toda África, Hispania, Francia y las islas británicas; el Imperio de Occidente sólo tendría ya Italia, parte de Germania y Bélgica, y la parte de la costa dálmata que no pertenecía a Bizancio.
Ya estamos en el siglo X, y en Roma han intentado trasladar el barco de vapor a la tierra, con éxito. El mismo problema que tuvo el tren de vapor en el universo real, el peso, en este universo imaginario se soluciona de igual forma: con raíles. La primera línea de tren se había construido en el siglo IX entre Roma y Mediolanum (Milán). Primero se utilizó para enviar mensajes, pero pronto se desarrolló para transportar personas y mercancías. En las siguientes décadas se incrementaron los kilómetros de ferrocarril, pero la guerra a dos bandas detuvo su expansión.
En este periodo de descanso tras la guerra, se pudo desarrollar la imprenta. También tras estos siglos de mejora cultural y técnica, se pudo haber mejorado la agricultura y la ganadería, evitando posibles hambrunas. La ciencia también estaría un par de siglos más avanzada que en el universo real.
Por supuesto, Roma no estaba aislada: seguía en comunicación con Bizancio, y los avances culturales y técnicos permeaban a sus enemigos, los bárbaros del Este, los musulmanes del Sur y los vikingos de las islas británicas.
En el siglo XI, los turcos selyúcidas conquistan toda la parte asiática de Bizancio, que pide ayuda a Roma. Consiguen vencerlos antes de que entren en la capital, pero para entonces se han llevado buena parte del Imperio. Los turcos consiguen eliminar cualquier vía de comunicación de los romanos con Asia.
Con los dos Imperios reducidos a una fracción de lo que eran, surgen los movimientos internos para unirlos y que vuelvan a ser uno solo.
Pero igual que Roma y Bizancio, siempre aliados, piensan en unirse, los musulmanes turcos, norteafricanos y de Al-Andalus, también se unen para una conquista final de los diferentes imperios. Para entonces, todos los enemigos de Roma ya han adoptado el barco de vapor, y, mientras que Roma y Bizancio apenas conocen la pólvora, los musulmanes han desarrollado diferentes armas.
Las batallas se libran en el mar Mediterráneo, donde los barcos con cañones de los turcos hunden la marina romana; y en el Este de Francia por parte de Al-Andalus. Los turcos por su parte atacan el sureste de Bizancio.
Roma y Bizancio consiguen defender sus fronteras, a pesar de quedarse prácticamente sin barcos. Pero, con la frontera Noreste desatendida, los bárbaros consiguen entrar en Germania y Bélgica.
En cierto momento, Roma tiene que aliarse con los bárbaros: que se queden Germania y Bélgica pero que se las apañen luchando con los musulmanes.
Así, tras muchas guerras con el Islam, en el siglo XV Roma se reduciría a la Península Itálica, y los Balcanes hasta Bizancio. Más allás comenzaría el Imperio Otomano.
Entonces, Roma y Bizancio o bien se unirían, o bien harían un nuevo reparto y se dividirían en dos países, quizás "Italia" y "Dalmacia". Y eso sería el fin del Imperio Romano.
Germania, Bélgica y parte de Francia serían conquistadas por los bárbaros... y ¿España? España y Protugal serían parte de Al-Andalus. Y bueno, en algún momento, desde los límites de Francia, comenzaría la reconquista... O no, porque la expansión del cristianismo no habría ido muy lejos. De todas formas, eso sería una hipótesis sobre otra hipótesis...
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